Conoce a Randy Rainbow, el mayor troll de Donald Trump

Su fama alcanzó en octubre su culmen con Desperate Cheeto, una versión del tema musical Despacito, en la que intercala frases de Donald Trump y se mofa del aspecto naranja de su tez, similar al de los populares aperitivos Cheetos. Randy Rainbow, un «drop-out», como llaman en Estados Unidos a los que abandonan la universidad, que vive en Nueva York desde los 21 años, ha hecho de su apartamento en un sexto piso su centro de operaciones y estudio creativo.

 

 

Criado en Florida e hijo de un cazatalentos del mundo del espectáculo, comenzó con un blog de Broadway, donde hacía crítica de los espectáculo. Poco a poco, Rainbow se ha convertido en un fenómeno único, donde consigue lo que todas las series, películas y programas anhelan: cerrar el virtuoso círculo transmedia. Pasar del mundo de la televisión a Internet, con el difusor en redes sociales a punto: Instagram, Twitter, Facebook y YouTube.

En enero su show llegó al Herbst Theatre en San Francisco. Entre número y número dialogó con el público. Su abuela estaba presente: “Ella ha sido mi mayor influencia. Cuando era pequeño la veía hablar y dialogar con las estrellas y los políticos en televisión”. En parte, es uno de los géneros que él ha creado, el de la recreación de una entrevista figurada, mezclando fragmentos de televisión e introduciendo montajes con su imagen como entrevistador. Sus fake interviews no son solo con Trump. También Hillary Clinton es víctima de sus remezclas. El expresidente Barack Obama tampoco se salva.

Durante más de dos horas de función, Rainbow mezcla monólogos, actuaciones musicales, con especial atención a la exitosa pieza teatral, Hamilton, y un intermedio en el que el protagonista contesta las preguntas de la audiencia. El diálogo con los asistentes sirve para crear cercanía y complicidad, pero también hace de terapia colectiva. Hubo proclamas a favor de los inmigrantes, críticas ácidas al Gobierno, lamentos y algunos chistes encadenados.

Entre risas, después de agotar todas las camisetas a la venta y comprometerse a firmar autógrafos a la salida, hizo una confesión certera: “A mi me va mucho mejor con Trump. No es lo que me gustaría, pero sí, es bueno para los negocios. Para los míos, me refiero”.