Change.org y el Activismo 2.0

A los 26 años, Benjamin Rattray se había propuesto un destino ambicioso: llegar a Wall Street y convertirse en uno de sus tiburones más exitosos. Poco sospechaba el cambio drástico que tomaría su rumbo.

En 2006 su hermano menor, Nick, confesó su homosexualidad y esta confesión encaminó a Ben a un destino aún más ambicioso: ayudar a lograr un mundo donde su hermano y su causa tuvieran voz y fueran defendidos, y llamar a la participación de todos aquellos que quisieran ayudar, sin importar el rincón del mundo desde el cual participaran.

Fue así que nació Change.org, una plataforma de activismo social que funciona mediante la recolección de firmas: cualquier usuario con una cuenta puede iniciar una petición, redactar un texto exponiendo su petición, vincular redes sociales y sitios externos y, una vez lista la descripción de su causa, publicarla para invitar a los casi 100 millones de usuarios en casi 200 países de la plataforma a participar en ella a través de una ‘firma’ que puede consistir únicamente en “unirse” a la causa o en dejar comentarios adicionales; cada firmante tiene también la opción de compartirlo en sus redes e invitar a sus contactos a firmar, seguir el avance de la petición e incluso contactar a las instancias y personas a quienes la petición va dirigida para hacerles llegar su opinión.

“Empecé Change.org con la misión de empoderar a otros a ponerse de pie y hablar”, declara Rattray, hoy con 37 años.

Un momento clave para esta plataforma, fundada en 2007, llegó a principios de 2011 cuando una campaña iniciada en Sudáfrica le demostró a Change.org el poder, aún poco explorado, de la comunidad global unida: la campaña solicitaba al gobierno sudafricano detener las llamadas ‘violaciones correctivas’, una práctica donde las mujeres homosexuales eran violadas sistemáticamente con el fin de ‘enderezarlas’, en apenas unos días, la petición había conseguido millones de firmas en 3 continentes, y las cifras siguieron aumentando.

Con el torneo mundial de futbol en puerta y la atención mediática en el país africano, el gobierno cedió ante la campaña y emprendió las primeras acciones para penalizar las violaciones, además de llamar la atención de organismos internacionales dedicados a la defensa de Derechos Humanos. “Me mostró que las peticiones, escritas desde el corazón y combinadas con tecnología de gran alcance, en realidad podrían funcionar» rememora Ben.

«Hemos hecho un gran progreso desde 2011. Más de 25 millones de personas han experimentado la victoria en Change.org. En otras palabras, ellos han firmado una petición que ha llegado a ganar.” continúa “Ahora, con este enfoque continuo, siempre estamos buscando empoderar a más gente y animar a los ‘tomadores de decisiones’ para involucrarse con el proceso y lograr más victorias».

Y es precisamente en el involucrar a los ‘tomadores de decisiones’ es donde más ha brillado la plataforma: la intrusión cada vez mayor del Internet en la vida cotidiana, el poder de compartir y la posibilidad de la viralidad del contenido han hecho que, desde cualquier punto del mundo, cualquier persona conectada a Internet pueda construir un movimiento o unirse a una causa ya existente. Después de eso, lograr que los gobiernos u otros ‘tomadores de decisiones’ respondan a los movimientos es cuestión de presión social, pero aún en esto la plataforma expande su acción con la herramienta ‘Change.org for Decision Makers’, a través de la cual tanto empresas como organizaciones y gobiernos pueden participar para dar respuesta o incluso unirse a las peticiones. Empresas como IKEA, LinkedIn o incluso el Departamento de Agricultura de Estados Unidos han respondido a peticiones de Change.org a través de esta herramienta.

«Si hay una cosa que me gustara decirle a las personas involucradas en el cambio social, es que el activismo no se supone que sea difícil, sólo debe ser eficaz» y Change.org es una plataforma que ha demostrado ser efectiva para lograr estos cambios, aprovechando el gran alcance del internet e invitando a los iniciadores de peticiones a redactar sus causas desde el corazón.

El internet y las redes sociales se han convertido en una parte importante de nuestras vidas, tanto para compartir con amigos, encontrar información de valor o simplemente encontrar entretenimiento, pero personas como Benjamin Rattray y su Change.org nos recuerdan que también podemos aprovechar estas herramientas para mejorar nuestro entorno y reconectarnos con lo mejor del ser humano.

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