Los tacones fueron un símbolo de estatus para los hombres antes de que los llevaran las mujeres, también han llevado faldas y maquillaje, pero ¿Por qué dejaron de hacerlo?
Los primeros en llevar tacones fueron los jinetes persas en el siglo X, para mantener las botas en los estribos con más facilidad. En el siglo XVII, la moda de los tacones llegó a los aristócratas europeos, donde se convirtió en símbolo de virilidad y poder militar. Durante el reinado de Luis XIV, cuanto más altos y más rojos eran los tacones, más poderoso era quien los llevaba”. El rey solo permitía los tacones de este color a las personas más cercanas.
En el siglo XVIII los tacones llegan al calzado femenino y acaban rebasando en altura al masculino. Con la Revolución Francesa desaparece el tacón para hombres, ya que se asociaba a la aristocracia. Pero no del todo, como aún se aprecia en algunos modelos de botas.
A partir del siglo XIV ya empieza a haber “una diferencia en la confección de prendas para uno u otro sexo”, como escribe Giorgio Riello en Breve historia de la moda. La mayor diversificación también lleva a que la moda se convierta “en un instrumento de rivalidad social” dentro de “una sociedad fuertemente jerarquizada”.
Aun así, los hombres aún no se pasan exclusivamente al pantalón, como muestra el hecho de que en 1701 el zar Pedro I aprobara una ley que obligaba a todos los hombres rusos a llevar pantalones, con la excepción de granjeros y clérigos.
En el siglo XIX el pantalón queda por completo identificado como prenda moda masculina. Y no solo la los pantalones: como explica Antelo, la moda contemporánea masculina es heredera de este periodo.
Con la aparición del dandi británico, “que surgió como respuesta al modelo anterior, al Rococó de la corte de Versalles”, se comienza a construir “una visión de la masculinidad que ha ido perdurando desde entonces”. Esta nueva tendencia considera que “la elegancia masculina está en la simpleza o la sencillez, aunque si se analiza esta estética, en realidad incluye mucha etiqueta y muchas normas sobre colores, prendas, horas del día, ocasiones…”.
El centro de la moda occidental deja de ser Francia para pasar a ser Inglaterra, sobre todo con su traje de tres piezas. Estos trajes, escribe Riello, son de colores oscuros: negro, gris, marrón verdes oscuros… Desaparecen los colores vistosos, las sedas y los bordados. El dandi no predica el exceso, sino la moderación. El inglés George Bryan Brummell, considerado el arquetipo de este movimiento, escribía que si alguien se giraba para mirarte “es que no vas bien vestido, tu atuendo es demasiado rígido, demasiado sobrio, demasiado a la moda”.