El papa Francisco partió este lunes por la mañana rumbo a Chile, donde los abusos sexuales cometidos por decenas de sacerdotes socavan la imagen de la iglesia católica, hechos impunes que harán toda una pesadilla los tres días programados para el pontífice en Chile, antes de partir hacia Perú.
Los abusos sexuales perpetrados por cerca de 80 religiosos a menores han golpeado duramente el corazón del catolicismo por lo que la población chilena se ha reusado a que se realice la visita del papa, ya que desde el 2010, cuando se destapó el caso del influyente sacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano por abuso sexual de menores, la confianza de los chilenos en la Iglesia Católica cayó en picada hasta un 36%, según una reciente encuesta de la consultora Latinobarómetro.
Durante los tres días que permanecerá en Chile, Francisco se reunirá con víctimas de la dictadura, pero no está previsto que lo haga con víctimas de sacerdotes pederastas, acción que hubiese mejorado la imagen de la iglesia católica, en un Chile que experimenta un cambio social que aprueba el aborto terapéutico y tramita en el Parlamento el matrimonio homosexual, tras la adopción de la unión civil de parejas del mismo sexo.