México se enfrenta a un escenario económico devastador al finalizar el 2023, con una fuga récord de capitales que asciende a 349 mil 858.5 millones de pesos. A pesar de la impactante disparidad en las tasas de interés entre México y Estados Unidos, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha presenciado una salida de inversión extranjera en valores gubernamentales que marca un hito, y no precisamente positivo.
La gestión económica interna, caracterizada por acciones como la toma de instalaciones de Ferrosur en mayo del 2023, ha sembrado desconfianza entre los inversionistas extranjeros. El impacto va más allá de las tasas de interés; se trata de un rechazo palpable hacia las políticas económicas y la gestión del país. La realidad cruda es que la incertidumbre política y las acciones que generan miedo están llevando a una estampida económica que amenaza la estabilidad financiera.
Esta fuga masiva de capitales pone de manifiesto la necesidad urgente de medidas drásticas y transparentes para restaurar la confianza en la economía mexicana. Más allá de las cifras, está en juego la credibilidad del país como destino para la inversión extranjera, y la administración actual enfrenta el desafío de revertir una tendencia económica que se descontrola rápidamente.
