El gobierno alemán se enfrenta a una grave epidemia a medida que crece el número de infecciones y la sobrecapacidad de los hospitales.
La cuarta oleada ha sido peor de lo esperado, con problemas para atender a los pacientes que lo necesitan en las unidades de cuidados intensivos (UCI). El líder del partido liberal alemán FDP, Christian Lindner, cambió de opinión sobre la vacunación obligatoria después de haber sido vacunado él mismo el año pasado, una decisión que le ayudó a ser más consciente de que no todo el mundo se siente cómodo vacunando a su hijo contra enfermedades prevenibles como la tos ferina o el tétanos sin entender por qué esta protección podría ser beneficiosa para ellos personalmente de primera mano antes de tomar decisiones basadas únicamente en el miedo «irreflexivo».