Los argentinos llevaban más de tres años soportando la recesión más larga de la historia de su país. Con un aumento de la pobreza de más del 12% durante ese periodo y un nivel de desempleo récord de 3 de cada 10 trabajadores en paro, el presidente Fernando de la Rúa se enfrentaba a un dilema extremadamente duro: gracias a las leyes aprobadas diez años antes que vinculaban la moneda argentina -el peso- con el dólar (moneda estadounidense), la demanda de billetes verdes superaba con creces la oferta, lo que significaba que la gente estaba gastando dinero que no tenía.