El hombre que inspiró “Cuando los ángeles lloran” (Parte 2)

Fuente: Wikimedia Commons

Entre 1976 y 1988, los “empates” –resistencias pacíficas compuestas por cadenas humanas- organizados por Chico Mendes y los sindicatos lograron detener la deforestación de 1,2 millones de hectáreas de selva; pero también debieron enfrentar un saldo de 400 detenidos, 40 torturados y un número indeterminado de muertos.

A pesar de esto, Chico Mendes continuó sus acciones en defensa de los trabajadores y la Amazonia. En 1978 se presentó ante el Banco Mundial y el Congreso estadounidense en Washington, para discutir la aportación de fondos a los desarrollos brasileños y solicitar su apoyo en la creación de reservas de extracción como una manera de limitar el desarrollo industrial y para promover la agricultura sustentable.

Su participación ante estos organismos ganó a Chico Mendes el reconocimiento del Fondo de Defensa Ambiental, la Federación Nacional de la Vida Salvaje de Estados Unidos y el Programa Ambiental de la Organización de las Naciones Unidas, pero al mismo tiempo se convirtió en una amenaza demasiado grande para los rancheros y corporaciones que explotaban la selva brasileña. De vuelta a Brasil, Chico Mendes recibió múltiples amenazas de daño y de muerte, debido a los efectos que su presentación ante los organismos en EUA habían tenido sobre la economía de las plantaciones y los rancheros. No se retractó ni optó por ocultarse, aunque sí aceptó ser custodiado por fuerzas policiales.

El 9 de diciembre de 1988, Mendes declaró en una entrevista que estaba amenazado por dos latifundistas, Darly Alves da Silva y Darcy Alves Pereira -padre e hijo-, terratenientes del seringal donde vivía.

El 22 de diciembre, Chico Mendes llevaba desde las 4 de la tarde jugando al dominó con sus custodios; en la casa, con ellos, estaban su mujer y sus dos hijos. Aproximadamente a las 6:30, su mujer le pidió que dejara de jugar para servir la cena; él se levantó y dijo que tomaría un baño en el cuarto de baño ubicado en el patio de la casa; abrió la puerta pero, al ver que fuera estaba oscuro, volvió por una linterna. Tras abrir la puerta por segunda vez, sonó el disparo.

Francisco Alves Mendes Filho, activista por los trabajadores, nativos y la Amazonia había sido asesinado en la entrada de su casa. El tiro lo disparó Alves Pereira y su padre lo acompañaba; ambos contaban con una orden de aprehensión en Paraná desde 1973, pero el Delegado de la Policía de Acre, donde vivían, retuvo esa orden.

Dada la notoriedad del asesinado, los Alves fueron detenidos, juzgados y condenados –a diferencia de los más de mil homicidios que hubo antes, y los miles que hubo después. Los asesinos fueron condenados originalmente a 19 años de prisión, en 1993 escaparon de la prisión en Acre y fueron arrestados nuevamente en 1996.

Si los latifundistas esperaban que matar a Chico Mendes acabaría con la resistencia, se equivocaron. Tras su muerte, la deforestación de la Amazonia tomó relevancia internacional; la intervención y presión social de activistas en todo el mundo logró la implementación de políticas ambientales que detuvieron y, con el tiempo, establecieron una regulación a la explotación de la selva. Su hogar en Acre se convirtió en la Reserva Extractiva Chico Mendes, la primera de la región, que protege 1 millón de hectáreas de selva.

Sin embargo, la situación política actual pone en riesgo el legado de Chico Mendes: Dilma Rousseff firmó, poco antes de ser removida de su cargo, una ley que modificaba la protección ambiental a la Amazonia y la biodiversidad, esto se reflejó en un aumento del 28% en la deforestación amazónica, revirtiendo una tendencia al declive que se había mantenido durante un lustro.

Además, con motivo de la conmemoración del 25 aniversario de su asesinato, activistas y sindicalizados habían solicitado nombrar como él a la Sala donde se reúne el Consejo de Agricultura pero latifundistas y rancheros, cada vez más asentados en el poder, presionaron para el rechazo de esta acción.

Ante el escenario del calentamiento global, los desplazados por causas de cambio climático y deforestación, las matanzas de indígenas y la explotación laboral en pleno siglo XXI, es cada vez más evidente la realidad tras las palabras de Chico Mendes: “Al principio creí que peleaba por salvar los árboles de caucho, después pensé que peleaba por salvar la selva del Amazonas. Ahora me doy cuenta que peleo por la humanidad”

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