“Reagan demostró que los déficit no importan». La frase es del vicepresidente con George W. Bush, Dick Cheney, aunque la única prueba que hay de que la dijo es la palabra del secretario del Tesoro con Bush, Paul O’Neill, y el hecho de que Cheney no la desmintiera nunca. En realidad, da igual que Cheney la dijera o no. En el último medio siglo, EEUU solo ha tenido superávit fiscal con presidentes demócratas: Jimmy Carter y Bill Clinton. Bush ‘junior’ también lo tuvo un año, pero fue herencia de Clinton. Y con ese presidente EEUU rápidamente regresó a los números rojos tras una masiva bajada de impuestos en 2001.
El déficit es cosa de los republicanos. Ahora tienen el control del a Casa Blanca y del Congreso y, con Donald Trump, han decidido doblar, literalmente, la apuesta. El proyecto de Presupuestos del Estado de EEUU que la Casa Blanca presentó ayer duplica el déficit previsto para el año fiscal 2019, que empieza el 1 de octubre, hasta los 984.000 millones de dólares (802.000 millones de euros). Y eso, si todo va bien. Porque, en realidad, el desequilibrio podría exceder los 1,3 billones de dólares (más de un billón de euros), si se tiene en cuenta el acuerdo alcanzado por los republicanos y los demócratas del Congreso la semana pasada, que prevé un incremento adicional del gasto en 300.000 millones de dólares (244.000 millones de euros). No se trata, además, de un año, sino de un cambio estructural.
Trump, que hizo campaña criticando los déficit públicos de Obama y la deuda de EEUU, prevé que aportar 7,2 billones de dólares (5,9 billones de euros) a la deuda pública estadounidense entre 2019 y 2027. Eso supone añadir unos números rojos equivalentes a los PIB de Alemania, Francia y España juntas. El año pasado, esa previsión era de 3,2 billones de dólares. O sea, en apenas 12 meses, el presidente de EEUU ha incrementado el agujero previsto en un 125%. De hecho, hace un año, la Casa Blanca todavía predijo equilibrar el presupuesto en 2026. Ahora, esa promesa queda para el día en el que México pague el muro en la frontera de Estados Unidos. Con razón Donald Trump dijo en junio de 2016, cuando todavía era candidato: «Soy el rey de la deuda. Amo la deuda». El ex ministro de Economía griego Yanis Vaorufakis, famoso por levar a su país a la quiebra en 2015, debe sentir envidia de Trump y su equipo.