La artesanía es una habilidad ancestral, que se transmite de generación en generación y pone como ejemplo que tiene tres hijos, quienes empezaron desde los tres años a tejer y actualmente hacen canastas, bolsas y otro tipo de productos sustentables.
Isabel Hernández, participó en la primera Feria de la Canasta que organizó el gobierno de la Ciudad de México y destacó que este tipo de eventos representan una oportunidad para que la ciudadanía adquiera y conozca estos productos sustentables hechos, en su mayoría, por mujeres artesanales y que en ocasiones por la distancia, no son accesibles para toda la gente.
“Mi comunidad no usa ninguna técnica industrial, todo es hecho a mano, por eso pedimos que se organicen más eventos como éste para contribuir a un mejor medio ambiente y también a la economía», señala.
Comentó que con estos productos, que tardan por lo menos seis días en elaborarlos, se reduce la contaminación al usar la palma y además se contribuye a una causa social al permitir mejorar la condición económica de las comunidades.
«Detrás de una canasta, una bolsa de palma hay mucho trabajo. Cortar la palma, secarla, voltearla dos o tres veces al día es muy laborioso porque se limpia entre 40 o 50 veces al día, hay que estar de rodillas en una cueva y la verdad no cualquiera lo hace y esto deja cicatrices en manos y piernas», reconoció Isabel.
Precisó que todas las piezas que hace son multiusos porque pueden servir para frutero, macetero, para guardar credenciales, tarjetas, entre otras cosas: «Gracias a mi trabajo mi estado es conocido y visitado y gracias a todos mis compañeros la artesanía es reconocida a nivel mundial».