Una de las premiaciones más esperadas del año fue testigo de un acto activista, en donde la mayoría de los asistentes se unieron para ser solidarios con una causa. ¿Cómo no podemos unirnos por más causas similares?
“A muchas nos enseñan a callar, nuestros hijos deben aprender a hablar sin miedo a represalias, esa debe de ser nuestra nueva guía”, contaba Laura Dern desde el escenario. Y como ella, muchas de las ganadoras de los Globos de Oro. Los premios estaban marcados por el movimiento MeToo contra el acoso sexual y por las chapas de Time’s Up, la campaña que ya ha sido secundada por 300 mujeres de la industria audiovisual. Y convirtieron la alfombra y la gala en un gran anuncio de su lucha. Por ejemplo, en el uso del negro en el vestuario (un código que se saltaron muy pocos invitados, como la presidenta de la HFPA, la anfitriona del evento) o en las declaraciones de las actrices y cineastas. Por cierto, con una excepción: tan llamativo fue que no se les preguntara a los hombres sobre el acoso en la previa… como lo poco que ellos mismos lo comentaron en el escenario. Solo Sam Rockwell, con su premio, pidió que «la gente dejara de ser abusona».
Las reivindicaciones empezaron incluso antes de la gala. En la alfombra roja, los presentadores del canal E! entrevistaron a Debra Missing. Y la actriz aprovechó para explicar, que entre las razones para ir de negro, había una que atañía directamente a esa televisión. “Queremos diversidad, queremos paridad de género interseccional, queremos cobrar lo mismo. Me quedé en shock al saber que E! no cree en pagar lo mismo a sus presentadoras femeninas que a los masculinos. Echo de menos a Catt Sadler [presentadora del canal que dejó su puesto de trabajo al enterarse de que su compañero, Jason Kennedy, ganaba más dinero que ella]. Estamos con ella y eso es algo que deberíamos cambiar mañana. Queremos que la gente empiece a tener esta conversación en la que se considere a las mujeres igual de válidas que los hombres”.
Las galardonadas sí hablaron de ello, como Dern, que agregó: «Es urgente que todos nosotros no solo apoyemos a las supervivientes y las testigos, sino que las protejamos y las contratemos». O Rachel Brosnahan, que dijo «Hay demasiadas historias femeninas aún que necesitan y merecen la pena ser contadas”, o Elisabeth Moss, que comentó: “Somos las historias y las escribimos por nosotras mismas”. Reese Witherspoon, con el premio de Big Little Lies a mejor miniserie, gritó a las televidentes, asegurando a las chicas que estuvieran sufriendo abusos que estaban allí para escucharlas. Francesc McDormand alabó a las miembros de la Asociación de la Prensa extranjera en Hollywood: «Ellos han escogido a una presidenta, ellos sí». Aprovechó para, tras confesar que «la política me la dejo en casa», recalcar: «Las mujeres que estamos aquí no venimos por la comida, sino por nuestro trabajo». Incluso entre las presentadoras, como Natalie Portman, que a segundos de leer el premio a mejor dirección, llamó la atención sobre el género de los candidatos: «Todos hombres». O Jessica Chastain, que incidió en el 23% de diferencia que separa los sueldos de actores con los de las actrices.
Otra de las acciones con la que las estrellas llamaron la atención fue la elección de sus acompañantes: muchas actrices iban junto a una activista. Como Susan Sarandon, que llevó acompañada de Rosa Clemente, periodista y activista pro medio ambiente; Emma Watson, con Marai Larasi, activista de género; Meryl Streep con Ai-jen Poo, directora de la Alianza Nacional de las Trabajadoras Domésticas; Laura Dern, con Mónica Ramírez, presidenta de la Asociación Nacional de Granjeras; Michelle Williams con Tarana Burke, directora de Chicas por la Igualdad de Género y y fundadora de #MeToo; Shailene Woodley con Calina Lawrence, miembro de la tribu Suquamish, luchadora de los derechos de los nativos americanos; Emma Stone con Billie Jean King, fundadora de la Asociación de tenistas femeninas, y Amy Poehler con Saru Jayaraman, abogada de trabajadores de hostelería.
En el escenario, la presidenta de la HFPA, Meher Tatna, habló de las acciones previas de su asociación en apoyo de ONG, y anunció la creación de dos fondos de un millón de dólares, uno para el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y otro para una asociación de protección de periodistas.
FInalmente, entregó el último Globo de Oro, el de mejor drama, Barbra Streisand, la única cineasta que ha ganado el Globo de Oro a mejor dirección, recordó que lo hizo en 1984, y que ya iba siendo hora de que se reconociera a otras.