Un estudio de la Agencia para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) reveló este miércoles que la violencia sexual contra hombres y niños en Siria puede ser «más común» de lo que se cree.
El trabajo que contó con la participación de docenas de informadores y se sirvió de varias discusiones en grupo con 196 refugiados en Irak, Líbano y Jordania, revelaron que la violencia sexual en Siria, de la mano de las distintas partes del conflicto, está más extendida de lo que se pensaba previamente.
Los investigadores de ACNUR escucharon relatos de violencia que tuvieron lugar a finales de 2016, contra niños de solo 10 años y contra adultos, incluyendo hombres de hasta 80 años.
Según el informe, las personas gay, bisexuales, transgénero e intersexuales son las más vulnerables a la violencia sexual, pero la vulnerabilidad no acaba cuando huyen de Siria.
Dentro del país grupos armados fueron señalados como los principales culpables, mientras que fuera de Siria el peligro reside en abusos oportunistas.
ACNUR detectó que los niños refugiados en países de asilo sufren violencia sexual de la mano de otros hombres refugiados y también de hombres de las comunidades locales y preocupan especialmente los menores refugiados que trabajan, hasta un 94 % de varones en Jordania.
El estudio también encontró evidencias de explotación sexual y de chantaje de hombres refugiados en sus países de asilo, sobre todo de aquellos que trabajan en la economía sumergida.
Según la Agencia, muchos de los entrevistados informaron de violencia severa y debilitante, incluyendo el uso de armas para asaltarles sexualmente. En la mayoría de casos las víctimas se encontraban en detención o en prisiones improvisadas.
«Cuando estuve detenido en Siria fui torturado de todas las formas posibles», explicó Tarek, un refugiado gay cuyo testimonio se encuentra recogido en el informe.
«Estuve encerrado en una celda con 80 personas sin luz durante 30 días. Estábamos todos desnudos y por las noches nos ataban de las manos y nos torturaban con electricidad en los genitales. Entraban en la cela y nos violaban, pero como estaba oscuro no podíamos verles», relató el mismo refugiado.
En referencia a los niños en países de asilo, uno de los encuestados describió la violencia sexual como algo que sucede «a diario», a menudo por parte de jóvenes mayores.
La inexistente ayuda
El estudio también cita a un oficial de asistencia legal que asegura que el problema se etiqueta como «bullying», aunque más tarde se descubra que se han producido actos sexuales como la violación.
El abandono escolar por parte de muchos niños se debe a la intimidación y a la violencia, incluida la sexual, una cuestión que obstaculiza «aún más» la asistencia de niños refugiados al colegio, según ACNUR.
Otros hombres y niños que trabajaban en la economía sumergida explicaron cómo sus jefes condicionaron la paga de su salario a la realización de determinados favores sexuales, y también hablaron de chantajes a través del uso de fotos y videos humillantes con contenido sexual, tomados con teléfonos móvil.
«Estos relatos inquietantes revelan cuán grave es el riesgo de sufrir violencia sexual para mujeres y niñas, pero también para hombres y niños» dijo el responsable de la protección de los refugiados de ACNUR, Volker Türk.
«Nos enfrentamos a un ciclo vicioso que cuenta con poca ayuda, con acceso limitado a víctimas masculinas, servicios inaccesibles y a la cultura del silencio, lo que refuerza el mito de que este problema es raro», concluyó.