Para cumplir con los ambiciosos objetivos de California de reducir la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero, los reguladores dicen que el estado debe construir vecindarios densos y transitables que permitan a las personas deshacerse de sus vehículos a motor.
Si desaceleras el desarrollo en las ciudades, las casas se extenderán sobre las tierras de cultivo, y la gente terminará haciendo viajes más largos. Como ya explicamos, las ciudades son más ecológicas que el campo(si están bien diseñadas).
Los YIMBY son en su mayoría millennials que, enojados por la escasez de viviendas urbanas, han comenzado a exigir un auge de la construcción que saque a la gente de sus coches cuando tienen que acudir cada día al trabajo, una reducción de los alquileres y una paralización de la expansión urbaística a lo ancho.
La revista Sierra publicó un admirable artículo sobre el movimiento YIMBY a principios de este año.
Carol Galante, profesora de políticas de vivienda en la Universidad de California, Berkeley, dice que muchos grupos ecologistas han comenzado a defender la vivienda, lo que refleja este cambio generacional. También pueden ser divertidos, apasionados y un poco desquiciados. Uno incluso se presentó a un debate en la televisión con una camiseta de Batman.
Pero en San Francisco, por ejemplo, todas las viviendas a precio de mercado deben venderse a precios de lujo para obtenerse ganancias. La tierra misma, el proceso de planificación de la comunidad y las revisiones ambientales son asombrosamente costosas. Un nuevo proyecto de vivienda subsidiada por el gobierno en San Francisco costó 600.000 dólares por apartamento para construir.
Cuando los ambientalistas solo respaldan viviendas que ofrecen alquileres por debajo del mercado, esencialmente se oponen a todo desarrollo privado. Algunos verdes promueven ideas creativas para fideicomisos de tierras, cooperativas respaldadas por el gobierno y otras opciones «anticapitalistas».
Como dice el profesor de planificación de UCLA Michael Lens: «Se podría decir que necesitamos hacer estallar el sistema, pero no me parece particularmente realista. Creo que el movimiento YIMBY es correcto para trabajar dentro de ese sistema y trabajar con los desarrolladores «.
Si la solución es esperar a que el gobierno haga de la vivienda asequible una prioridad, difícilmente se construirá nada, argumenta Argues Brian Hanlon, un YIMBY vegetariano que odia el automóvil.
¿Es YIMBY el futuro del ecologismo? La mayoría de los investigadores creen que los activistas a favor de la vivienda son buenos para el medioambiente, porque impulsan a las ciudades a volverse más densas y más amigables para el transporte público. Pero no siempre es así. El crecimiento de las ciudades debe de ser controlado y amigable.