“A Chico Mendes lo mataron, era un defensor y un ángel de toda la Amazonía…” En 1995 el grupo mexicano Maná lanzó su álbum “Cuando los Ángeles lloran”, cuya canción homónima comienza con estos versos. Si eres hijo de los 80, seguramente cantaste al ritmo de esta pieza pero ¿alguna vez te detuviste a descubrir su significado? Dice claramente que alguien murió, pero ¿por quién lloran los ángeles?
Francisco Alves Mendes Filho, más conocido como Chico Mendes, nació en Xapuri, Brasil el 15 de diciembre de 1944 en una familia de seringueiros o recolectores de caucho. Dado que la mayoría de los niños no sobrevivían a las condiciones de vida de estas plantaciones, una vez que Chico alcanzó los 9 años fue enviado por los patrones a trabajar con su padre.
Debido a la importancia del caucho en la economía local, la mayoría de las familias vivían dentro de las mismas plantaciones o seringales, en pequeñas chozas o incluso instalados en campamentos, y el control ejercido por los dueños y terratenientes sobre sus trabajadores era tal que no les permitían recibir educación de ningún tipo ni tener mucho contacto con el exterior, para evitar que tomaran conciencia sobre las condiciones de miseria en que vivían.
A los 18 años, Chico Mendes era analfabeta. Pero le intrigaba cómo era posible que, tras años de arduo trabajo, su familia y el resto de los trabajadores estaban profundamente endeudados con la tienda de la compañía, por esto tomó la decisión de aprender a leer para poder comprender sus recibos; primero lo hizo bajo la limitada guía de su padre y después recibió la educación de otro seringueiro llamado Éuclides Fernando Távora, un fugitivo que había nacido en la clase alta pero que, tras participar en una insurrección fallida, evadía la justicia viviendo en la selva.
Távora le enseñó a leer utilizando recortes de periódicos, los cuales continuamente tenían notas políticas o sociales; Mendes y su mentor acostumbraban discutir el contenido de los textos tras la lección de lectura, hablando también de sindicalismo, derechos humanos y facciones políticas. Estas lecciones serían un importante punto de partida para el activismo de Chico Mendes.
Al tiempo que Chico se educaba, el panorama mundial cambiaba: los grandes explotadores de caucho que se habían enriquecido durante la Segunda Guerra Mundial, ahora se enfrentaban a una economía que seguía requiriendo su producto pero a precios menores. Para sumarse a las dificultades, la economía de la posguerra llevó a un aumento en la demanda de carne de res, con lo que el gobierno brasileño comenzó a incentivar a rancheros y leñadores, quienes talaban y quemaban la selva amazónica para crear campos donde pastar al ganado. La sobre-explotación del caucho y la destrucción de la selva provocó que, en pocos años, seringueiros y nativos amazónicos fueran desplazados de sus hogares.
Chico Mendes, mientras tanto, comenzó a educar al resto de su comunidad, aprovechando cualquier momento que tenía libre. Entre los desplazados comenzó a compartirse la necesidad de lucha ante la situación en que vivían; conforme más seringueiros, nativos y desplazados entraban en contacto entre sí, más apremiante se hacía la noción de unirse en un solo frente y defenderse mutuamente.
En este contexto fue que Chico comenzó a dirigir el Sindicato de Seringueiros de Xapuri y a organizar “empates”, acciones no-violentas para impedir la deforestación en la región –consistían en reunir a los trabajadores y sus familias y formar cadenas humanas entre los árboles y la maquinaria-.
Además de sus acciones ecologistas, Chico se proponía unir a los sindicatos y las diversas organizaciones en un solo movimiento. A los 33 años fue elegido concejal, y aprovechó para promover debates populares e invitar a protestas pacíficas y participación política. Estas acciones le ameritaron ser tildado como una “amenaza a la seguridad nacional”, por lo que fue arrestado y torturado. Sin embargo, con el tiempo logró unir dentro de uno solo a todos los sindicatos de seringueiros de Brasil, lo que permitió una discusión nacional de la situación de deforestación y explotación laboral; con el tiempo lograría su meta de unir dentro de un solo movimiento a los seringueiros, nativos del Amazonas y activistas ambientales internacionales.
Ante estas acciones, algunos rancheros y corporaciones comenzaron a comprar grandes territorios con lo que tenían permitido echar a los trabajadores y nativos de su propiedad; se presentaron amenazas, persecuciones, torturas y asesinatos de líderes y activistas, y el Estado, sin participar activamente en las repercusiones, sí presentaba obstáculos a los perseguidos, pues no enjuiciaba ni castigaba a los rancheros. En menos de 25 años alrededor de mil activistas fueron asesinados y durante este periodo sólo se dictaron 8 condenas por estos crímenes.
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