Las cataratas de Juanacatlán se ahogan en residuos tóxicos

Lamentables que las cataratas de Juanacatlán, en Jalisco, son una postal crítica del río Santiago, afectado por la destrucción medioambiental y el silencio de las autoridades. El caso del río Santiago es uno de los más escandalosos de contaminación en México. La descarga de aguas negras y desechos agrícolas e industriales en el caudal del Estado de Jalisco (en el Oeste del país) fueron solapadas y consentidas durante décadas. La toxicidad ha llegado a los cuerpos de miles de niños y adultos afectados con daños renales, hematológicos y cognitivos. Especies de flora y fauna han desaparecido del mapa. Las cataratas del Salto de Juanacatlán, conocidas en los años setenta como el Niágara mexicano, han perdido su volumen y desprenden un olor fétido e insoportable según sus habitantes.

«Nos están envenenando», resume Alan Carmona, integrante del colectivo Un Salto de Vida. Las autoridades de Jalisco, del partido Movimiento Ciudadano, han lanzado una estrategia de rescate del río, pero acusan la falta de apoyo del Gobierno federal, en manos de Morena, para dar solución al problema. Los pobladores exigen desesperados un freno a la devastación y la reparación de las afectaciones.