De acuerdo con el informe proporcionado por el jefe de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, Jason Owens, durante la primera semana de julio, perdieron la vida 13 migrantes y se llevaron a cabo 226 intervenciones debido a casos de deshidratación en la frontera.
En la frontera entre México y Estados Unidos, las temperaturas llegan a alcanzar los 45 °C (113 °F), lo que representa un área de peligro para miles de migrantes. Actualmente, no solo deben enfrentarse a la Patrulla Fronteriza, sino también a las condiciones extremas de calor. Según datos oficiales, al menos 113 personas han perdido la vida mientras intentaban cruzar debido a las altas temperaturas. En Sunland Park, Nuevo México, el clima no ha descendido por debajo de los 37.7 grados centígrados (100 °F).
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos define el calor extremo como un período de altas temperaturas y humedad, con valores superiores a los 90 grados Fahrenheit (32.2 °C), durante un mínimo de dos o tres días consecutivos. Bajo estas condiciones, el cuerpo humano se esfuerza más para mantener una temperatura normal, lo que puede llevar a consecuencias fatales. Además, los adultos mayores, niños y personas enfermas o con sobrepeso corren un riesgo mayor de sufrir un «shock de calor».