Coronavirus destapa la vigilancia masiva de los Estados

Es de suma importancia saber quién ha estado en contacto con afectados por el coronavirus de Wuhan es clave para frenar el contagio. Y para ello es indispensable que las autoridades sepan dónde estuvieron las personas enfermas antes de ser puestas en cuarentena. Hace solo unos años, trazar por dónde se había propagado un virus era una tarea casi imposible. Pero hoy hay un dispositivo que permite automatizar la localización de las personas con escaso margen de error: su teléfono móvil. Un dispositivo que, además, ni miente ni olvida.

Es evidente el uso de los datos de localización por los gobiernos ha sido tradicionalmente algo misterioso. Técnicamente se puede hacer, pero no está tan claro cómo se hace ni con qué frecuencia. China siempre ha estado varios pasos por delante en vigilancia masiva, pero ahora incluso presume de su capacidad y perfeccionamiento. Sin embargo, también países como Australia o Corea del Sur han demostrado en esta crisis sanitaria la facilidad con la que un Estado puede mirar por dónde ha pasado el propietario de un número de teléfono. La aceptación tácita de que todo vale ante una emergencia como el coronavirus supone un paso más en la resignación a que los movimientos de nuestras vidas estén a disposición de las autoridades.

La aceptación de que todo vale ante una emergencia como el coronavirus supone un paso más en la resignación

Según los informes, en enero llegó a Adelaida (Australia) una pareja de chinos de Wuhan, epicentro de la enfermedad. Tenían 60 años y habían ido a visitar a unos familiares. Ambos dieron positivo por el coronavirus. Las autoridades sanitarias no aclaraban por dónde habían pasado. Uno de los problemas eran las trabas lingüísticas, ya que la mayoría de países siguen obteniendo estos datos a través de entrevistas. Pero en Adelaida tenían prisa. «No habían sido aislados cuando empezaron los síntomas, así que era muy importante reunir tanta información como fuera posible», dijo a la radio local ABC la jefa de Salud Pública de Australia del Sur, Nicola Spurrier.

La policía apareció para ayudar. Con el número de teléfono les bastaba para conocer los lugares por donde habían pasado recientemente. «Se usa con bastante frecuencia en investigaciones criminales», dijo el comisario Grant Stevens, aunque reconoció que era un recurso excepcional. Esta vez, según Stevens, podía usarse porque había «circunstancias que amenazan vidas». Pero el problema de este criterio es su aleatoriedad.

Las autoridades de Australia del Sur lograron trazar el camino seguido por los infectados a través de las operadoras de móvil. Da igual si el usuario tiene la localización desactivada en su teléfono: capta los lugares por las llamadas periódicas entre el móvil y una antena. El sistema es similar al que provocó una polémica en España el pasado octubre cuando el Instituto Nacional de Estadística pactó con las operadoras seguir la pista de todos los móviles de España durante ocho días. Esas localizaciones quedaron archivadas, la única cuestión es cuándo es legal acceder a ellas y cómo.