También conocida como la fiesta de los sin ropa, se celebra en el pueblo de San Nicolás de los Ranchos, en el Estado mexicano de Puebla, Este ritual ha resistido el paso del tiempo con algunas transformaciones. En la actualidad las máscaras son carnavalescas o de luchadores, ya no de cuero o piles de animal como antes.
Horas de música de banda, cohetones, baile y latigazos acompañan al ritual por tres días continuos. Luego los hombres pintados descansan por cinco días y vuelven a las calles para dar por concluida la festividad el cuarto martes antes de la Semana Santa.
Hombres de todas las edades pintan su cuerpo semidesnudo con colores brillantes y salen a las calles a bailar como parte de un ritual ancestral que simboliza la lucha del bien contra el mal.
A esta tradición se le conoce con distintos apelativos en la región: los ‘pintados’, ‘los tiznados’, ‘los judíos’. Pese a ello, el nombre con el que ellos se identifican y que fue recuperado por los ancianos del pueblo es el de los Xinacates.
Según el relato de los habitantes de San Nicolás de los Ranchos, hace más de 200 años pobladores de la región volcánica en los límites del Estado de Puebla y Estado de México ya acostumbraban pintarse con manteca de cerdo y ceniza de leña.