Movimientos sociales alternos para el medio ambiente en épocas de Covid-19

Definitivamente el virus que angustia hoy en día a la humanidad ha transformado por completo al mundo. Para bien y/o para mal lo que viene va a ser distinto a lo que conocíamos….

Nos damos cuenta de que en poco más de 4 meses de desaceleración de la actividad humana empiezan a aparecer una cantidad de noticias sorprendentes sobre la resiliencia medioambiental.

Hemos visto patos y cardúmenes volver a las aguas limpias de Venecia, los delfines explorando Cagliari, un oso fisgonea las calles vacías de Asturias, Los jabalíes aventurándose tanto en Barcelona como Roma, el curioso puma en Santiago de Chile, un rinoceronte patrullando las calles de Nepal, el totémico jaguar y el hocofaisán en el caribe Mexicano; y en mi experiencia personal, en Bogotá, tuve un encuentro con un majestuoso animal, el más sublime de todos, cuyo diseño desafía las leyes de la física, galardonado como el animal más importante de todo el ecosistema: una pequeña abeja tranquila en su labor.

Por otro lado, con la disminución del transporte aéreo y terrestre, y el cierre de las fábricas, los aires impuros cargados con partículas en suspensión de las ciudades más contaminantes, las emisiones de CO, NO2 y demás gases de efecto invernadero, han tenido una caída radical sin precedentes.

Esta misma contaminación atmosférica es la que mata más de 7 millones de personas al año, 1 de cada 8 muertes anuales. Hasta el momento ha demostrado ser mucho más letal que el covid-19. Aunado a esto, actualmente, aumenta en un 15% las probabilidades de muerte por coronavirus a las personas que han vivido, por un largo periodo de tiempo, en una ciudad contaminada.

Nos dicen que es justificable paralizar el sistema para evitar la expansión de un enemigo invisible, sin embargo, en ningún momento se pensó en tomar alguna medida radical para mitigar los efectos extremadamente más letales de la amenaza que ya estaba bien instalada, y es tan visible, que el smog no permite admirar los paisajes y atardeceres de las principales ciudades más pobladas del mundo.

En el mismo panorama de resiliencia ambiental y latencia capitalista los seres humanos se encuentran atrapados en medio, soportando el peso de la incertidumbre médico-sanitaria, económica, familiar y política. Sin embargo, la mayor preocupación, que siempre aparece durante los momentos de crisis, está directamente enfocada en la comida.

Pienso que se puede perfilar esa angustia alimentaria de la siguiente manera, basada en las definiciones y explicaciones de la FAO:

Seguridad alimentaria: Que no haya suficiente producción, abastecimiento y acceso a productos alimenticios, en cuanto a cantidad y calidad, para una adecuada nutrición a toda la población.