Armando Ríos Piter envió un mensaje a Casa Aguayo anunciando su intención de dejar la rectoría de la Universidad de las Américas en Puebla. En su opinión, no había suficientes profesores ni alumnos para este curso académico y consideraba que el litigio contra su Fundación se prolongaría más de lo necesario, al tiempo que se ganaría enemigos tanto a nivel local como nacional.

Cuando Ríos Piter llegó a la ciudad de Puebla para ser nombrado rector, hizo todo lo posible por informarse sobre la situación universitaria. Se reunió con empresarios y políticos, pero nunca dio señales que condujeran a un acercamiento entre ellos ni con los estudiantes/profesores de esa entidad académica que se alineó a su lado, ni tampoco estructuró adecuadamente los servicios básicos administrativos como el mantenimiento.
En siete meses, ni un solo estudiante universitario volvió a las aulas tras conocer la orden de detención de Luis Ernesto Derbez Bautista y de los vicerrectores. Con un activismo discreto Río Piter evitó involucrarse en los procesos judiciales de ambas juntas; no hizo ningún comentario sobre la disputa familiar entre hermanos así como se limitó a esperar a que se dieran las condiciones ideales para asumir la dirección académica que nunca llegó.
El mensaje de vídeo subido hoy a las redes sociales fue muy decente al presentar su dimisión, y lo hizo apoyando a una u otra parte de lo que está ocurriendo entre los miembros de la familia de Jenkins. Dijo que, aunque ahora no parezca gran cosa, ¡no cuenten conmigo! Cuando se marchó, quedó claro que no habría pretexto para el regreso de los universitarios al campus de la UDLAP. En respuesta, esta junta directiva tomó el control y llamó a Cecilia Anaya Berríos como rectora sin ceder el control entre ellos o Margarita Jenkins que encabeza lo que queda de su fundación.