Asentamientos precarios en México víctimas fatales de la pandemia

Jorge Martínez de 78 años vive en un asentamiento improvisado junto a varios de sus vecinos, porque el edificio en el que habitaba en la colonia Narvarte –localizada en la zona central de Ciudad de México– está totalmente derruido desde el último sismo de 2017 y desde entonces no tiene un hogar. Esta chabola de carpas forma parte de los más de 900 asentamientos precarios de la capital, con poco o nulo acceso a servicios básicos, alcantarillas o baños decentes. Son estos lugares los más vulnerables de cara a la pandemia de covid-19.

A Jorge lo llevan monitoreando varias semanas desde la capitalina clínica Del Valle, ya que a principios de marzo fue a una revisión de próstata y coincidió con una persona que dio positivo en coronavirus. “Hoy (por el pasado martes) vengo de la clínica y llevaban dos días desinfectándola. Me han dado cinco cubrebocas y me han dicho que con cualquier síntoma acuda al hospital. Mientras más grande seas, más te pega el virus”, cuenta a este periódico con una sonrisa que saca a relucir su poco cuidado dental. “Todo está parado con eso del virus. A nosotros ya no nos queda ni gel”, explica mientras saca un bote semivacío. “Pero allí tenemos una manguera con agua, que es suficiente”, asegura Gustavo Quiroz, de 84 años, mientras lee tranquilo una revista. “Si nos tuviéramos que aislar pues tendríamos que hacerlo. Yo sé que soy persona de riesgo, pero intento seguir todas las indicaciones de la radio para que no me pase nada”.

En el México de esta crisis que ha puesto en jaque a medio mundo, centenares de miles de personas viven en asentamientos sin las condiciones de salubridad básica. Mientras la OMS recomienda que una persona contagiada de coronavirus debe ser aislada en una habitación solo para ella y a ser posible con baño propio, eso en México es casi imposible. En este país, la decimotercera economía mundial, 34 millones de personas residen en viviendas con hacinamiento, es decir que más de dos personas comparten una habitación, o en casas con materiales deficientes como lámina de zinc, cartón o palma, según un diagnóstico elaborado por el Centro de Investigación y Documentación de la Casa y la Sociedad Hipotecaria Federal. Mientras, una encuesta del instituto nacional de estadísticas, el Inegi, muestra que en México 791.233 familias no cuentan con un sanitario. Por esa falta de salubridad, los asentamientos urbanos pueden ser un foco de contagio.

Luis Mora, epidemiólogo de la UNAM, asegura que quienes viven en asentamientos deben ser atendidos de inmediato, reubicados y fumigar todos esos espacios. “Ignoro si se tiene la capacidad”, admite. Este catédratico afirma que una de las debilidades de México es que no tiene un sistema de salud robusto. “Frente a una epidemia tan agresiva como la que hemos visto en China o Europa no tenemos suficientes equipos de respiración artificial para atender a la población con problemas graves de salud. Tampoco hay camas suficientes”, advierte. Pone por ejemplo la zona metropolitana de ciudad de México, con 20 millones de habitantes. Si solo el 5% de esa población se contagia de forma grave, dice, esto representa un total de 400.000 personas, lo que para él es prácticamente inmanejable. “No hay sistema de salud que aguante un colapso de este tipo”.