Durante su visita a Chile, a mediados de enero, el papa Francisco dijo que no había “ni una sola prueba” para acusar al obispo Juan Barros de encubrir los abusos a menores del sacerdote Fernando Karadima. Nuevas revelaciones hechas públicas este lunes confirman, sin embargo, que el Sumo Pontífice sí tenía antecedentes de las acusaciones.
Las acusaciones vertidas sobre Barros apuntan a que, como mano derecha de Karadima, siempre supo de los abusos que este cometía y nunca dijo nada. Por eso, en 2015, cuando fue nombrado obispo de Osorno (950 kilómetros al sur de Santiago), un grupo de feligreses y víctimas alzó la voz. Uno de los denunciantes, Juan Carlos Cruz, redactó ese año una carta destinada a Francisco en la que detallaba gráficamente los abusos de Karadima y el encubrimiento de Barros. Según la versión revelada este lunes por la agencia estadounidense AP, la carta fue entregada por la comisión pontificia para la protección de los menores con el objetivo de que llegara a manos del Papa.
Marie Collins, por aquel entonces miembro de la comisión, dice a AP que la carta fue entregada al cardenal Sean O’Malley —el principal asesor de Francisco en temas de abusos— y que él se comprometió a pasársela al Papa. “En una fecha posterior él nos aseguró que lo había hecho”, reafirma Collins. Esa misma versión obtuvo Cruz, quien en su carta, además de a Barros, nombra a Tomislav Koljatic, Andrés Artega y Horacio Valenzuela, quienes, aseguran, “estaban parados a nuestro lado cuando Karadima nos abusaba”. Además, en la misiva, Cruz le dice a Francisco que en Chile “nadie respeta la “tolerancia cero que usted pide”.
Hace tres semanas, mientras paseaba en papamóvil por Iquique (norte de Chile) junto a su delegación oficial —de la que formaba parte Barros—, Francisco fue consultado sobre la polémica que marcó su visita y dijo que «el día» que le trajeran «una prueba contra el obispo Barros», ahí «iba a hablar». «No hay una sola prueba en contra. Es todo calumnia. ¿Está claro?», añadió.
En el avión de regreso al Vaticano, en tanto, ofreció disculpas y afirmó que «el caso de Barros, se estudió, se reestudió y no hay evidencias. Eso es lo que quise decir, no tengo evidencias para condenar». Días más tarde, ordenó una investigación liderada por Charles J. Scicluna, arzobispo de Malta conocido como un experto en este tipo de indagatorias. Entre los entrevistados de dicha investigación estará Cruz, quien testificará vía Skype ante Scicluna, ya que hace varios años está radicado en Estados Unidos.