Pocas compañías están tan ligadas al nombre de su patrón como Wynn Resorts. El fundador de este operador de casinos en Las Vegas y Macao, Steve Wynn, se ve ahora salpicado por un escándalo de abusos sexuales después de que más de una docena de empleadas dieran el paso adelante para denunciar su conducta. El efecto fue inmediato en Wall Street, donde los títulos de la sociedad se desplomaron. El magnate está vinculado, además, al Partido Republicano.
Steve Wynn, con una fortuna personal estimada en 3.700 millones de dólares, es uno de los grandes empresarios en el negocio de los casinos en Estados Unidos. Su compañía Wynn Resorts es dueña de los hoteles Encore y Wynn Las Vegas. También opera tres complejos en Macao y está en proceso de abrir el año próximo un sexto casino cerca de Boston. La información publicada por el The Wall Street Jornal provocó que las acciones de la sociedad cayeran un 10%.
El Journal alega que el ejecutivo fue permisivo con los abusos y durante años presionó a muchas empleadas para que practicaran actos sexuales a cambio de generosas propinas. Según el periódico, las trabajadoras no dieron el paso antes porque temían que no pudieran trabajar en ningún otro hotel en Las Vegas, por el poder que tiene el empresario. El reportaje cita acuerdos que cerró Wynn con empleadas para zanjar las denuncias al margen de los tribunales.
Wynn se instaló en el Strip en 1967. Creó primero Mirage Resort, que vendió a su rival MGM Grand tras una oferta hostil en 2000. Un par de años después volvió a reconstruir su imperio de casinos de la mano de su exmujer Elaine, con la que desde hace años tiene múltiples batallas legales. La compañía genera ingresos por valor de 6.310 millones anuales, de los que 4.950 millones corresponden a los casinos, y durante el último año duplicó su valor bursátil.
Steve Wynn, que cumple 76 años este mismo sábado, respondió a las alegaciones publicadas por el Journal diciendo que esta investigación periodística fue instigada precisamente por la propia Elaine buscando mejores términos del divorcio y se pregunta en un comunicado por qué sabiéndolo nunca lo denunció ante el consejo de administración de la sociedad, cuando era miembro. “La idea de haber asaltado a cualquier mujer es absurda”, afirma.
Según el Journal, las empleadas trataban siempre que podían evitar ofrecerle servicios de manicura, maquillaje y masajes al empresario en su oficina por miedo a que les forzara a tener sexo. La información del rotativo refleja que estas mismas alegaciones fueron presentadas ante los tribunales por su exmujer, en el litigio abierto para tratar de recuperar la participación que controlaba en la sociedad. Pero nunca fueron más lejos.
El caso puede tener una derivada política. El magnate tiene una estrecha relación de amistad con Donald Trump y participó durante la campaña electoral en varios actos junto al ahora presidente. Hace un año fue designado para presidir el comité que está encargado de recaudar fondos para el Partido Republicano de cara a las elecciones de medio mandato el próximo noviembre. El Comité Nacional Republicano evitó pronunciarse sobre estas alegaciones.