La música como activismo

Platicamos con el presidente y director musical del Coro Gay Ciudad de México sobre cómo ha crecido la agrupación y por qué el mensaje de igualdad que transmiten sigue siendo tan necesario.

Hace dos horas, Horacio Mendoza medía 15 centímetros menos. Antes, con seriedad, daba instrucciones detrás del piano a los tenores, bajos y barítonos del coro; ahora, con botas negras de tacón altísimo que le llegan a las rodillas, camina como si estuviera en una pasarela y ríe. Al fondo suena “Sissy That Walk”, de RuPaul, una de las drag queensinternacionales más reconocidas.

Horacio está en un descanso. En cuestión de minutos cambiará esos zapatos por los mocasines que llevaba a juego con una camisa y jeans entubados y regresará a su rol. Delgado, con el cabello corto y negro y una sonrisa simétrica, es el director musical del Coro Gay Ciudad de México. Siguen sus instrucciones 63 coralistas, dos mujeres y el resto hombres, que en este instante se divierten: algunos sincronizados con la canción, otros platicando y unos más tomando agua. El ensayo de hoy será largo.

“Nos gusta divertirnos, chacotear”, cuenta Horacio. “Nos encanta jotear”.

Nos encontramos en la Casa de la Cultura Jesús Romero Flores, ubicada en la colonia Condesa. Las rejas negras de la entrada pasan inadvertidas, pero basta cruzarlas para detectar el sonido del piano y los ejercicios de calentamiento vocal. Los 63 integrantes del coro, enfilados sobre el escenario, forman un abanico de diversidad: el menor tiene 20 años y el mayor, 57, algunos llevan aretes o piercings, también hay hombres en traje, unos más llevan tacones, otros tenis. Todas las alturas, complexiones y tonos de piel. Los unen dos cosas: forman parte de una minoría y aman cantar.

Pioneros en activismo cultural

Este coro —independiente y autofinanciado— se ha convertido en un espacio seguro para sus integrantes. Pueden ser quien quieran y expresarlo como quieran. Imposible hacer lo mismo en las calles. La homofobia en la CDMX no es un recuerdo lejano: habita rincones inesperados a través de miradas filosas, cuchicheos y hasta golpes.

“Una vez, uno de nuestros compañeros iba en el Metro y de repente una persona, solo por cómo iba vestido y como actuaba, lo agredió físicamente. Cuando lo supimos, todos lo ayudamos”: quien habla es Oscar Urtusástegui, presidente de la Mesa Directiva del Coro. Alto y robusto, con la sonrisa tímida, cuenta que el coro le ayudó a superar el pánico escénico.

El Coro Gay Ciudad de México se ha convertido en un ícono del activismo cultural para la comunidad LGBT+. Inició formalmente en diciembre de 2013, fue el primer coro con estas características en Latinoamérica. En ese entonces tenía 12 integrantes. Ha inspirado los coros de Puerto Vallarta y Chihuahua, en México. Y desde su fundación, se han sumado grupos similares en Ecuador, Paraguay y Brasil.

“Nuestro proyecto nació inspirado, por qué no decirlo, en movimientos corales que se han hecho en otros países. No es nuevo, esto surge hace aproximadamente 40 años, en Estados Unidos”, explica Horacio. “El primer coro fue el de San Francisco y surgió como una protesta en contra de la violencia que había contra la comunidad LGBT+, en particular por una redada policiaca dentro del bar en Nueva York, Stonewall”.

Coro Gay Ciudad de México, una forma de resistencia

Canciones de Gloria Trevi, Flans y, por supuesto, Juan Gabriel. Muchas icónicas para la comunidad LGBT+, como “Born This Way”, de Lady Gaga; “Beautiful”, de Christina Aguilera, y “Yo soy lo que soy”, del musical La jaula de las locas. La regla para escoger las canciones es que transmitan un mensaje de orgullo, reafirmación, respeto e igualdad.

“El activismo cultural es muy importante”, cuenta Óscar. “Al día de hoy, hemos realizado 48 presentaciones. Algunas han sido, por ejemplo, para conmemorar el Día mundial de la lucha contra el VIH Sida. También nos presentamos en el Reclusorio Masculino Norte y en la reinauguración de la Zona Rosa en un evento en la Glorieta de los Insurgentes”.

También han cantado en Bellas Artes, el Museo José Luis Cuevas y en Nueva York. El próximo 6 de julio se presentarán en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris junto al New York City Gay Men’s Chorus y luego viajarán a Los Ángeles.

¿Y quién puede audicionar? “Quien quiera”, responde Óscar al instante. “No nos importa ni la preferencia, también aceptamos heterosexuales”. Los requisitos para las audiciones (una es en invierno y la otra en verano) son mayoría de edad, tener facilidad para el canto, estar afinados y saber armonizar. Eso sí, se necesita compromiso: los ensayos son dos veces por semana y un domingo al mes.

La pregunta final es si en algún momento el Coro Gay Ciudad de México eliminará la segunda palabra de su nombre.

“Es nuestra carta para Santa Claus, que algún día podamos eliminar las etiquetas. No solo de la comunidad LGBT+, también las de raza, clase, género…”, responde Óscar. “Vivimos en un país lleno de etiquetas, en un mundo ideal no existirían. Pero justo ahora es necesario asumirnos con orgullo y hacernos visibles: todavía necesitamos alzar la voz frente a muchos temas. Debemos trabajar porque la gente tiene ideas concebidas sobre lo que debemos ser, cómo nos debemos ver y cómo podemos actuar. Eso tiene que cambiar”.